Algunos historiadores sitúan el origen del bocadillo (tal y como hoy lo conocemos) e la Inglaterra de hace 250 años. Esta teoría consideraría al sándwich de roast beef el bocadillo primigenio.

Pero en su acepción de pequeño bocado que sirve de tentempié, el origen se remonta tres mil años atrás y se enmarca en la civilización india.

Sea como fuere, no cabe duda de que, en España, el bocata es uno de los máximos exponentes de nuestra gastronomía más popular.

Calamares, tortilla de patata o cualquiera de nuestros curados más tradicionales -como el jamón serrano, el chorizo o el salchicón- ofrecen auténticos tesoros entre pan y pan.

Mención aparte merece el bocata de embutido. Una opción muy apetecible y, a menudo, la preferida de grandes y pequeños.

En la Comunidad Valenciana, el "blanco y negro" (blanc i negre) encabezaría seguramente el top ten de los bocatas más sabrosos y deseados.

En nuestro país, algunos bocadillos han adquirido tal popularidad que gozan de nombre propio y son imprescindibles en cualquier bar que se precie:

El nombre "Chivito" se le atribuyó cuando este delicioso bocadillo se ofreció como alternativa en un restaurante de Punta del Este (Uruguay) a un turista que solicitaba un bocadillo de carne de cabrito (chivo).

A diferencia de la versión española, en el país sudamericano se elabora con ternera y, en ocasiones, se le añaden aceitunas y pepinillos.

Es típico del sur de nuestro país y, actualmente, es común encontrar versiones en las que el lomo se sustituye por pechuga de pollo o pavo.

Recibe su nombre del municipio de la Comunidad Valenciana donde se originó esta sabrosa combinación.

En las cartas de sus bistrós nunca falta el croque-monsieur, un sándwich a base de jamón cocido, queso y bechamel
que viene a ser una versión refinada de nuestro “mixto”.

El panino (comúnmente denominado panini) se popularizó en la ciudad de Milán y suele rellenarse con los típicos fiambres italianos (mortadela, salami o jamón) acompañados habitualmente de quesos del país.

El auténtico perrito caliente (del inglés
hot dog) es de origen alemán y se puede preparar con dos tipos de salchicha: la
de Frankfurt (elaborada con carne de
cerdo) o la vienesa (que combina carne de cerdo y ternera). En ambos casos se suele complementar con chucrut (col fermentada) y cebolla caramelizada.

El bocadillo favorito de los polacos es sin duda el zapiekanka. Es fácil encontrarlo en puestos callejeros del país y, curiosamente, no se sirve en bagel (el pan con forma de rosco originario de Polonia) sino que se ofrece sobre media baguette, mostrando en su superficie una apetitosa capa de champiñones salteados, queso fundido (mediante el horneado), mayonesa y salsa de tomate.

No, el bocadillo más icónico de Norteamérica no es la hamburguesa sino el cheesesteak. Nacido en Filadelfia y, por ello, denominado también Philadelphia cheesesteak o Philly cheesesteak, este suculento sándwich se elabora con
finas y jugosas tiras de carne de ternera acompañadas de queso provolone
o cheddar.

Con un pan redondo elaborado a base de maíz y un relleno desbordante, las arepas son la mejor expresión del bocata en tierras venezolanas (y también colombianas). En su interior pueden ofrecer multitud de ingredientes, entre
los cuales el pollo (bien desmigado), la carne mechada de ternera, el aguacate y el queso gouda son algunos de los más habituales.

¿Un bocadillo hecho de arroz? Sí, existe
y se conoce como onigiri u omusubi. Se trata de un snack muy popular en Japón y es considerado el verdadero pan del país del sol naciente.

Con forma redonda o triangular, combina el arroz con otros ingredientes que
pueden variar. Se envuelve con alga
nori y se emplea, por ejemplo, como tentempié en el trabajo o merienda para los escolares.